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PIOJOS

La impredecible relación de dos seres que, por distintas razones y bajo distintas condiciones de poder, están obligados a comparecer el uno ante el otro en uno de los momentos más dolorosos de nuestra Historia. En una pequeña celda, él espera. Ella lo visita cada día y, en un lugar de relativo privilegio, también espera. Y los anhelos de ambos coinciden en enrarecidos puntos de contacto.

Estrenada el 18 de Mayo del 2008 en la sala Maggi del Foro Cultural Universitario de la ciudad de Santa Fe. Argentina.

 

Elenco:

Raúl: Damián Bojorque.

Doctora: Silvia Debona.

 

Dirección: Rubén Von der Thusen, Cecilia Mazzeti, Norma Cabrera.

Sobre la delgada línea entre lo que es y lo que no es

 

En declaraciones previas al estreno de "Piojos?", los integrantes de Andamio Contiguo, que presentaron la obra en el Foro Cultural Universitario, decían a El Litoral que la pieza es "la impredecible relación de dos seres que, por distintas razones y bajo distintas condiciones de poder, están obligados a comparecer el uno ante el otro en uno de los momentos más dolorosos de nuestra Historia. En una pequeña celda, él espera. Ella lo visita cada día y, en un lugar de relativo privilegio, también espera. Y los anhelos de ambos coinciden en enrarecidos puntos de contacto". El miedo, la locura, los estados alterados, el cuerpo degradado; la delgada línea entre lo que es y lo que no es, y la vida, siempre, más allá de los muros, más acá de la muerte.

Y hay más para decir de este texto del joven dramaturgo Damián Bojorque, en el que dibuja con suma precisión la historia de dos personajes que son exponentes de un universo de desencadenantes. Entre Raúl y la doctora que lo visita se enlaza una relación que en las escenas finales se revela como una pantalla que tapa odios profundos. Ese micromundo pintado por el autor contiene signos para interpretar en varios sentidos. La obra es una alegoría múltiple que refleja no sólo la posible pérdida de identidad, sino también la incomunicación, cierta hipocresía y los comportamientos sociales.

Bojorque tiene un buen futuro como dramaturgo. En sus personajes están muy bien reflejadas las dos fuerzas antagónicas que se enfrentan en un juego de valores de víctima-victimario. En la relación entre esos dos seres tan castigados, tan sufrientes, se patentizan las presiones de la sociedad y el origen de ciertas conductas forjadas que parecen inextirpables.

Surge con nitidez el peso del juego macabro del poder sobre la gente común, y la capacidad de ésta para resistir, aunque la máquina implacable termine por destruirla.

La acción se desarrolla en una celda y, en algún momento, en una calle. Las escenas se suceden con un ritmo preciso, que no decae, en un espacio muy bien aprovechado por Silvia Debona. Todo el espectáculo se apoya en el trabajo de ambos actores. Damián Bojorque asume su rol con plena convicción, maneja la expresividad de su cuerpo y su voz para dar carnadura a su atormentado personaje, y Silvia Debona tiene la acostumbrada presencia escénica, que aprovecha en este caso para entregar un trabajo comprometido, sin fisuras.

Así, la dirección general de Cecilia Mazzetti y Rubén von der Thüsen revaloriza las potencialidades de un texto para nada ambicioso, a partir de una puesta en escena enriquecida por una magnífica puesta de luces de Cabrera-Debona. El vestuario de Mazzetti y la banda sonora de Cabrera son signos de fuerte teatralidad, del mismo modo que la música,que subraya situaciones con precisión. La totalidad es el vehículo para transcribir la crueldad del mundo, junto a la piedad hacia los que sufren. No sólo las víctimas, sino también los victimarios.

Roberto Schneider / Diario El Litoral

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